El gris queriéndose adueñar de todo,
De lo externo y de lo interno,
Entrando sin pedir permiso,
A lugares que no le corresponde
Atravesando prepotente las fronteras,
Aprovechándose de mis defensas indefensas
Por debajo de lo mínimo aconsejable.
Pero, no ha tenido en cuenta que
Los rojos,
Los azules, el verde
El naranja y los ocres
Aún resisten,
Atrincherados en el recuerdo
De tus ojos,
De tu boca,
Y
Del recuerdo del recuerdo
Del aroma y la textura
De tu piel y de tu pelo.
9 comentarios:
¡Gracias, don Héctor! Y encima acompañado de un poetazo como Antonio y de la siempre inspirada Nanim.
Espero estar a la altura de ellos; me parece que cuando elucubré esto debía estar enamorado, pero uno nunca está muy seguro de esas cosas.Lo importante es que quedó lo suficientemente lindo para ser seleccionado por un maestro de su talla.
Un abrazo.
Primero- Que lindo lo que le has escrito a Héctor.
Me gusta el gris, es el equilibrio de la vida
de ahí en mas aparecen los demas colores.
Muy bueno lo tuyo Dorelo
Me encantó el gris queriéndose adueñar de todo. Muy buen poema, Miguel.
Gracias,Chely. Es que uno se siente bien cuando alguien que realmente escribe poesía de verdad selecciona alguno de mis intentos y no queda más que agradecer.Siempre repito lo que otra compañera de grupo me dijo cuando empecé con estas aproximaciones poéticas: insisto porque soy un necio. Este estaba escrito hace un tiempo atrás y Ranea lo rescató.
... la poesía se rescata por sus propios medios.
Muchas gracias, don Javi. En el momento de ser escrito atravesaba un período gris y luego vinieron los colores en mi auxilio. Pero bueno, la vida es alternancia, dicen. Y si lo dicen por algo será.
Don Héctor: me ha dejado usted sin palabras. Y aunque mi motivación pase por conquistar mujeres, hay veces en que me estoy sentando a escribir poemas sin otra intención que el escribirlos.Yo creo que me debo estar enfermando.
Hermoso, me encantó, un poema muy colorido que, poco a poco, se va transformando hacia lo táctil, casi puedo sentirlo...
Gracias, Titánico Esteban; creo que lo escribí el año pasado y en un arranque de inspiración motivado por un recuerdo grato en donde, como suele suceder, se filtraron algunas tristezas.
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