sábado, 30 de abril de 2011

¿Por qué no? - Miguel Dorelo

Después de todo
Nada es definitivo.
Siempre es posible volver
Al lugar que añoramos.
Los caminos mal transitados
Son
Solo
Eso
Y desandarlos
Es parte del juego.
Solo hay que saber y querer jugarlo.

Lunes - Marcelo Morales

Los cigarros de a veinte
la cama sin tender,
eficacia imaginaria de su canción contra el mal.
Cambiaría
toda la alegría de Europa
por la manera
de estar triste
de los Rusos;
pero no existen subtítulos
para la sonrisa de la intuición
ni conejos-presa
para ese amor siempre ahí
como un perro ladrándole.

Poema sin título I - Ricardo Bernal

Doble cerrojo
Doble rostro reflejado
en un espejo doble

Doble grito
Doble tempestad
Verdugo y víctima la misma sangre
en las arenas nupciales
del sarcófago

Doble nudo
Doble topo
debajo de la carne

Doble resurrección
en la sinfonía de carcajadas
que escuchamos a lo largo del silencio

Doble espiral
Obelisco doble
Doble derrumbarse por escaleras de fiebre
después del exorcismo

Un solo dios arriba
Cíclope ciego
mirándonos

Reconocimiento - Aazam Abidov

Tu me oprimes
No me pruebes
Yo soy sólo probable,
¡Mi colorido amor!

Traducción del uzbeko : Andrea Cote

Iletrada - Nanim Rekacz


En la noche, tapada con papel de diario, tiembla.

Deja de temblar.

Es tapa de diario al otro día.

Diario mortaja, noticia.


Extraído de http://nanimr.blogspot.com/

Ráfaga de aire en medio de una celda - Camilo Blajaquis

Una ráfaga de aire no sé si perfectamente limpia o no encanuta una astilla de calma.
Este dolor inconciente, que si bien se siente en los huecos de la mente, navega entre mi gente en esta isla que a orillas tiene paredes, que de angustia ya se excede, y que sólo te concede, cuando pintan de otro ambiente, llámese también demente, cuando fuman sabrosura dicen ellos; hermosura potenciada a la locura de ver algo que es imposible, algo que es sólo visible cuando la esperanza es terriblemente encantadora.

El motivo de las estrellas para mí es mostrarnos que la alegría no se compra, ni se transa, ni tiene acciones en la bolsa de comercio y si los pulmones del sol todavía se la bancan a pesar de tanto humo, es porque todavía nos quiere demostrar confianza mientras sonríe el mismo mambo que nosotros.

De acá a la otra punta infinita del planeta recorro para aprender la verdad de la vida, todos desencadenamos todo, el sufrimiento de millones de corazones y ojos que somos.
Privilegiados los que saben odiar la injusticia, no los que los facones de billetes les encandila el alma, les va torturando la compasión y la reflexión propia con la que nacemos.
A todos lo que más nos envicia es quejarnos de detalles, cuando con un boca en boca transformaríamos todo el mundo...
Lo dice alguien inexistente, te lo dice un seudónimo.

Canción - Esteban Moscarda

La piel del mundo
Tiembla.
Es el frío de polos nucleares,
Es el calor de un sol negro.
No sé donde refugiarme,
No sé donde terminar
La canción que le escribo
Al dios con una 45 en la mano...

Triste historia de Irene con final de gorriones al atardecer - Rubén Vedovaldi

Irene teje y llueve
sus manos viejas
secas de amor se caen otra vez

Irene es el último otoño
-su cara está muerta contra la ventana-

una blanca y callada
tijera de penas
esta tarde ha cortado
el hilo de su respiración

y esa lluvia llama en el cristal
esa lluvia llora de cristal
esa lluvia rota de esperar

suelta gorriones a la puesta del sol

suelta dolores
a la puesta del sol

*(R) De su libro CULTURICIDIO EN ARGENTINIEBLA editado en Rosario, ARGENTINA, año 1991.

viernes, 29 de abril de 2011

Abrazo - Claudia Sánchez

Ayer te vi.
Mis dedos se demoraban
en la liquidez de tu imagen
cuando tu voz me arrancó
de las garras del olvido
y me llevó a cada uno
de los rincones de mi sueño,
donde tus ramas fornidas
me abrazan fuertemente
a tu tronco
hasta que mi alma
traspasa tu corteza
y se funde
en la dulce savia de tu boca
que me recorre y me llena
y nos eleva así,
unidos en esta espiral
infinita de placer
que gira sin cesar,
hasta que tú y yo,
uno en nosotros,
el cuerpo tenso,
las manos entrelazadas
y anhelantes,
tocamos,
final y gozosamente,
el borde luminoso
de los cielos.

Poca cosa - Miguel Dorelo

Ojos y labios.
Cadera,
Pechos y sonrisa.
Dedos,
Cabellos y orejas.
Tobillos,
Manos y voz.
Espalda,
Nariz y mirada.
Pómulos,
Pies y caricias.
Muslos,
Lengua y suspiros.

En estos días,
Extraño
Tan solo eso de vos.

Mirada - Claudia Sánchez

Mirame, por favor.
Dejame mirarte a los ojos.
Ahora. Así.
Quiero que veas
cómo lo profundo de tu amor
me llena de placer
antes de quitarme la razón.
No, no me digas nada…
dejame sentirte así,
latiendo dentro de mí,
acariciándome las entrañas
con tu forma tan suave
y a la vez tan firme.

Ves? ya viene,
ya el fuego da paso a la locura,
ya no responderé por mí,
pronto ya no podré mirarte…
ya no me pertenezco…
el rayo empieza a recorrer mi columna
y cada poro de mi piel,
sin que pueda controlarlo,
tensando mis músculos para retenerte,
hasta que estalla en mi boca
en un callado grito ancestral,
con la fuerza que me eleva
desde este infierno
hasta el mismísimo cielo del placer.

¿Cuánto dura este instante?
¿Treinta segundos,
cuarenta, sesenta?
Y luego las lágrimas
y las risas
y el abrazo cálido
que nos hace dormir,
felices de habernos encontrado
una vez más
en el profundo infinito de la mirada.
.

Sistema defensivo (Firewall) - Miguel Dorelo

Una nueva guerra en cierne (otra más),
Terremotos y tsunamis,
Hambre e injusticias,
Las de siempre y otras nuevas.
Rebeliones a tiranos y monarcas,
Represiones, mucha sangre derramada,
Dolores del mundo que duelen y mucho.
Pero…
Ella me dijo esta tarde que me amaba.

Y el mundo
(Quizás siga siendo para muchos una mierda)
Desde hoy es otro mundo.


Extraído de: http://lalentaagoniadeerato.blogspot.com/

miércoles, 27 de abril de 2011

Callar - Claudia Elisabet Sastre

callar no es consentir
callar es tragar para adentro
por respeto a lo que hay que respetar.
He sentido el aleteo
del ángel misterioso,
que al rozarme me cambió
para siempre
por eso callo
por respeto al dolor que conozco
por respeto a lo que se respeta
en silencio
pero en absoluto es consentir
ni pretender entender todo
ni consensuar todo
callar para adentro
para debatir con el ángel
callar porque el espejo
me ha devuelto mi imagen extrañada
ahora tengo marcas en el cuerpo
que han hecho visibles
lo que ya sabía yo
ahora saben los demás
con solo contemplarme.
Callo porque no se ladrar.
Por eso callo
callo y no consiento.


Sábado 30 de octubre de 2010

Vidrio soplado - Daniel Quintero

/de soplar y hacer botellas/

Las mariposas que no vomitan
los ojos inflamados del soplador de vidrio;
el color de las flores que no levanta
la sangre obligada a su cabeza;
del sudor que no trae campanas gimiendo puntuales,
vapores envenenados que jamás serán recuerdos
y la voz del cristal incandescente en el extremo opuesto
tomando forma a voluntad de los pulmones.

Anatomía débil que sale al mundo
a mezclarse entre impurezas,
burbujas de aire y otros sueños.

Sea la forma
la aleta de un pez que nunca conocerá el agua.
Sea el brillo
la piel de la manzana que no maduró en el árbol.
Sea el destino
el timón de un barco anclado entre mil libros.
Sea la fragilidad
la de estos versos de vidrio.

Supermarket – Esteban Moscarda

Andá al super.

Comprame un paquete de humo,

Una soga de vino espumante,

Seso picado, lavandina de fresa,

Plástico de acero inoxidable,

Papel higiénico de caoba;

Traeme también un poco de ferné,

Café de Islandia, queso de hierbas,

Hierbas de queso picado,

La sonrisa de las promotoras,

El hastío de las cajeras,

La estupidez de los que consumen,

La glotonería de los que pueden,

El alboroto de los chicos.

Dale,

Andá al super.

El amor - Jerónimo Moretti

El amor no es príncipe azul montado en unicornio
Que libera de la torre a su princesa dormida,
El amor no es temblor, no es planificación,
No es caricia del recuerdo ni pan del futuro,
El amor no es poeta loco destilando versos,
No es miedo de polos fríos y solitarios
Ni sensual cadencia de los bailarines,
No es clamor del cielo,
No es suplicio de los dolientes,
No es karma de los empobrecidos,
Tampoco rosas fríamente despachadas.

El amor nunca es futuro:
El futuro es sol de borrachos,
Es promesa que se cumple y que muere.
Mañana es la ilusión del romántico con ansias ya muertas.

El amor tampoco es ayer:
Ayer es dolor, es angustia y olvido,
Miradas bajo una frazada que nadie recuerda.
El ayer cambia, se modifica,
Es antojadizo igual que un nene
Y de ceño fruncido como un viejo.
Los que viven del ayer están sentados,
Inmóviles,
Y el ayer trabaja por su cuenta,
El ayer los consume.
El pasado encarcela y hace versos hermosos,
es punto de encuentro entre la cuna y el sepulcro.

El amor, dicen los poetas del amor, vive del futuro,
Es una eterna promesa;
El amor, dicen los tangueros, vive del pasado,
Es siempre fue,
Y fue siempre algo mejor de lo que es y nunca será,
Un almohadón mullido de tierra,
Una tumba de flores campestres.

Pero el amor
El amor debe ser siempre hoy.
Podría ser mañana, o pudo ser ayer.
Y lo es.
Pero el amor que perdura vive en el hoy,
Es acción, rutina, barro, caricia, cansancio, pelea,
Es tan penetrante y real como el olor a lluvia,
Es tan hermoso y absurdo como una pecera en el río.
El amor jamás será ilusión,
Tampoco problema.
El amor es hoy.
El amor es parturienta de la vida.
Y no hay otra cosa más allá de la vida.
No existe el paraíso del mañana,
Ni el infierno del ayer:
Sólo existe el hoy de la vida.
El amor parido como algo que vendrá,
que siempre vendrá,
es lo contrario al amor: es una mentira.
Servirá para el aprendizaje,
para lograr el llanto y componer poemas.
Pero no existe.
El amor plantado en el pasado es puro duelo,
y como todo duelo, debe terminar.
Quedará tal vez por siempre la cicatriz del amor perdido,
y vivirá la esperanza del amor futuro.
Pero jamás servirá sin la verdad del hoy,
que es fugaz como el ayer y el mañana
pero que vive y late,
como nosotros,
tan reales ahora,
latiendo y viviendo,
y tan ilusorios en poco tiempo,
ya muertos,
cayendo en el olvido
inevitable y redentor.

Al final,
el amor es ver tus rayos
Despertar al sol
Justo antes
Del anochecer.

lunes, 25 de abril de 2011

porcelana - Héctor Ranea

las caras quemadas de las muñecas
porcelana pintada del color piel de la pintora
las manos humanas la dentadura
el sexo montado en una loza añil
subrogando la posesión de los placeres

muñecas de chocolate
complementando la dieta caníbal de la lujuria

pastel de azafrán para ofrecer a la amada
una salvación peculiar en ese desenfreno
que es la muerte

torta de manzanas y apriscotes
emulando vaginas ambiguas de muñecas muertas

amo esa claridad inesperada
que suele aparecer al alba del día de la muerte

amo sin dudar la luna llena
cuando crece naranja en el cielo del crepúsculo

nada me dice nada
mares blancos
mares rojos
surcos de tierra blanda
surcos de mar eléctrico

los cuerpos de chocolate
servidos para una cena
las caras de chocolate
para devorarlas en un bocado
de bestia nocturna
llena de luna llena
vacía de todo freno

de: Cuervo en el corazón (2006)

Tic... tac - María del Pilar Jorge

Tic… tac
Estar en el instante
Ahora
Ser soplo de viento
y caricia

Tic… tac
Saborear un rayo de sol.
Sentirse luz,
esperanza
ensueño

Tic… tac
Palpitar, latir,
Estar en el momento,
ser una leve sonrisa
subyacente
en este presente quieto

Tic… tac

Y continuar estando
en cada hálito,
en cada suspiro,
en cada pulsado latido.

Musa/llegada - Daniel Quintero

Entraste por mi lado débil, por mi mano impura,
y ahí estás permanecida al amparo
de mi angustia a cuestas,
de mi sombra peor.
No le hago gracia a la memoria
si te tomo como musa y siento la burla
de antiguas marcas que por no quejarse
dicen de agradecerme y te quitan
de mi vaso, de mi fondo incierto
donde cada vez que me hundo
salgo a flote con tu nombre
y descubro que hubiera sido mejor
ahogarme en el vino.
Sin escapatoria, entregado a ese veneno
la copa está por la mitad
y es el gusto de celebrar el vidrio
para que nadie grite por llamarte en vano,
para que nadie guste de matarte a tiempo,
para que nadie ría tu silencio atroz,
para que nadie sepa de morir de amor.

Encuentro - Miguel Dorelo

Ella
No sabe quién es Prada,
Versace no le suena,
Jamás la ha conmovido
Un aroma con nombre y apellido
En envase artístico y exclusivo.

Ella
No sueña con cruceros
Altos como rascacielos
Deslizándose por aguas transparentes
Con sirvientes en cubierta.

Ella
No pretende
Devorar caminos en blancos convertibles,
Su larga cabellera al viento,
Acariciando tapizados de cuero auténtico.
Y después ir a la playa,
Sus ojos protegidos por Rayban o Gucci
Enfundada en un pareo cool
Que la hace más esbelta.

Ella
No comprende las bondades
De un desayuno mediterráneo
En hotel de cinco, seis o siete estrellas
Ni cenas con Chandon
Saldando cuentas con tarjetas de platino,
Con propinas adecuadas que resalten diferencias.

A
Ella,
Eso si,
Le encanta estar conmigo.


Extraído de La Lenta Agonía de Erato

Cuán felices somos - Aazam Abidov

Amar es como estar ciego
Una mujer torpe y un hombre esclavizado se convierten en afortunados
Nosotros no estamos hechos para este mundo
¡Somos demasiado felices!

Nuestro amor no tiene precio
Nuestro amigo es leal en verdad
No nos importa este mundo
¡Somos demasiado felices!

Somos tan felices que la felicidad
Nos mira con duros ojos de envidia
Mejor morir, si no nos llega la muerte a tiempo,
Como otros que han muerto prematuramente.


Traducción del uzbeko: Andrea Cote

Soledad Primera (Parte I) - Luis de Góngora

Era del año la estación florida
En que el mentido robador de Europa
—Media luna las armas de su frente,
Y el Sol todo los rayos de su pelo—,
Luciente honor del cielo,
En campos de zafiro pace estrellas,
Cuando el que ministrar podía la copa
A Júpiter mejor que el garzón de Ida,
—Náufrago y desdeñado, sobre ausente—,
Lagrimosas de amor dulces querellas
Da al mar; que condolido,
Fue a las ondas, fue al viento
El mísero gemido,
Segundo de Arïón dulce instrumento.

Del siempre en la montaña opuesto pino
Al enemigo Noto
Piadoso miembro roto
—Breve tabla— delfín no fue pequeño
Al inconsiderado peregrino
Que a una Libia de ondas su camino
Fió, y su vida a un leño.
Del Océano, pues, antes sorbido,
Y luego vomitado
No lejos de un escollo coronado
De secos juncos, de calientes plumas
—Alga todo y espumas—
Halló hospitalidad donde halló nido
De Júplter el ave.

Besa la arena, y de la rota nave
Aquella parte poca
Que le expuso en la playa dio a la roca;
Que aun se dejan las peñas
Lisonjear de agradecidas señas.

Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
Océano ha bebido
Restituir le hace a las arenas;
Y al Sol le extiende luego,
Que, lamiéndole apenas
Su dulce lengua de templado fuego,
Lento lo embiste, y con suave estilo
La menor onda chupa al menor hilo.

No bien, pues, de su luz los horizontes
—Que hacían desigual, confusamente,
Montes de agua y piélagos de montes—
Desdorados los siente,
Cuando —entregado el mísero extranjero
En lo que ya del mar redimió fiero—
Entre espinas crepúsculos pisando,
Riscos que aun igualara mal, volando,
Veloz, intrépida ala,
—Menos cansado que confuso— escala.

Vencida al fin la cumbre
—Del mar siempre sonante,
De la muda campaña
Árbitro igual e inexpugnable muro—,
Con pie ya más seguro
Declina al vacilante
Breve esplendor de mal distinta lumbre:
Farol de una cabaña
Que sobre el ferro está, en aquel incierto
Golfo de sombras anunciando el puerto.

«Rayos —les dice— ya que no de Leda
Trémulos hijos, sed de mi fortuna
Término luminoso.» Y —recelando
De invidïosa bárbara arboleda
Interposición, cuando
De vientos no conjuración alguna—
Cual, haciendo el villano
La fragosa montaña fácil llano,
Atento sigue aquella
—Aun a pesar de las tinieblas bella,
Aun a pesar de las estrellas clara—
Piedra, indigna tïara
—Si tradición apócrifa no miente—
De animal tenebroso cuya frente
Carro es brillante de nocturno día:
Tal, diligente, el paso
El joven apresura,
Midiendo la espesura
Con igual pie que el raso,
Fijo —a despecho de la niebla fría—
En el carbunclo, Norte de su aguja,
O el Austro brame o la arboleda cruja.

El can ya, vigilante,
Convoca, despidiendo al caminante;
Y la que desviada
Luz poca pareció, tanta es vecina,
Que yace en ella la robusta encina,
Mariposa en cenizas desatada.

Llegó, pues, el mancebo, y saludado,
Sin ambición, sin pompa de palabras,
De los conducidores fue de cabras,
Que a Vulcano tenían coronado.

«¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora,
Templo de Pales, alquería de Flora!
No moderno artificio
Borró designios, bosquejó modelos,
Al cóncavo ajustando de los cielos
El sublime edificio;
Retamas sobre robre
Tu fábrica son pobre,
Do guarda, en vez de acero,
La inocencia al cabrero
Más que el silbo al ganado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!

»No en ti la ambición mora
Hidrópica de viento,
Ni la que su alimento
El áspid es gitano;
No la que, en bulto comenzando humano,
Acaba en mortal fiera,
Esfinge bachillera,
Que hace hoy a Narciso
Ecos solicitar, desdeñar fuentes;
Ni la que en salvas gasta impertinentes
La pólvora del tiempo más preciso:
Ceremonia profana
Que la sinceridad burla villana
Sobre el corvo cayado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!

»Tus umbrales ignora
La adulación, Sirena
De reales palacios, cuya arena
Besó ya tanto leño:
Trofeos dulces de un canoro sueño,
No a la soberbia está aquí la mentira
Dorándole los pies, en cuanto gira
La esfera de sus plumas,
Ni de los rayos baja a las espumas
Favor de cera alado.
¡Oh bienaventurado
Albergue a cualquier hora!»

No, pues, de aquella sierra —engendradora
Más de fierezas que de cortesía—
La gente parecía
Que hospedó al forastero
Con pecho igual de aquel candor primero,
Que, en las selvas contento,
Tienda el fresno le dio, el robre alimento.

Limpio sayal en vez de blanco lino
Cubrió el cuadrado pino;
Y en boj, aunque rebelde, a quien el torno
Forma elegante dio sin culto adorno,
Leche que exprimir vio la Alba aquel día
—Mientras perdían con ella
Los blancos lilios de su frente bella—,
Gruesa le dan y fría,
Impenetrable casi a la cuchara,
Del viejo Alcimedón invención rara.

El que de cabras fue dos veces ciento
Esposo casi un lustro —cuyo diente
No perdonó a racimo aun en la frente
De Baco, cuanto más en su sarmiento,
Triunfador siempre de celosas lides,
Le coronó el Amor; mas rival tierno,
Breve de barba y duro no de cuerno,
Redimió con su muerte tantas vides—;
Servido ya en cecina,
Purpúreos hilos es de grana fina.

Sobre corchos después, más regalado
Sueño le solicitan pieles blandas
Que al Príncipe entre Holandas
Púrpura Tiria o Milanés brocado.
No de humosos vinos agravado
Es Sísifo en la cuesta, si en la cumbre
De ponderosa vana pesadumbre
Es, cuanto más despierto, más burlado.
De trompa militar no, o destemplado
Son de cajas, fue el sueño interrumpido;
De can sí, embravecido
Contra la seca hoja
Que el viento repeló a alguna coscoja.

Durmió, y recuerda al fin cuando las aves
—Esquilas dulces de sonora pluma
Señas dieron suaves
Del Alba al Sol, que el pabellón de espuma
Dejó, y en su carroza
Rayó el verde obelisco de la choza.

Agradecido, pues, el peregrino,
Deja el albergue y sale acompañado
De quien lo lleva donde, levantado,
Distante pocos pasos del camino,
Imperïoso mira la campaña
Un escollo, apacible galería,
Que festivo teatro fue algún día
De cuantos pisan, Faunos, la montaña.
Llegó, y a vista tanta
Obedeciendo la dudosa planta,
Inmóvil se quedó sobre un lentisco,
Verde balcón del agradable risco.

Si mucho poco mapa le despliega,
Mucho es más lo que, nieblas desatando,
Confunde el Sol y la distancia niega.

De "Soledades" (1613)

sábado, 23 de abril de 2011

Eclipse de mar - Joaquín Sabina

Hoy dice el periódico
que ha muerto una mujer que conocí.
que ha perdido en su campo el Atletic,
y que ha amanecido nevando en París.
Que han pillado un alijo de coca,
que a pisis y acuario
les toca el vinagre y la hiel,
que apoyo el parlamento europeo
una ley a favor de abolir el deseo,
que fallo la vacuna antisida,
que un golpe de estado ha triunfado en la luna,
y movidas así.

Pero nada decia el diario de hoy
de esa sucia pasion, de este lunes marrón,
del obseno sabor a cubata de ron de tu piel,
del olor a colonia barata del amanecer,
de este cuarto sin medias ni besos,
de este frio de agosto en los huesos
como un bisturí.

Hoy amor como siempre
en el diario no hablaban de ti, ni de mi
hoy amor igual que ayer como siempre
en el diario no hablaban de ti
en el diario no hablaban de ti
en el diario no hablaban de ti, ni de mi

Hoy dijo la radio
que han hallado muerto al niño que yo fui,
que han pagado un pasote de pelas
por una acuarela falsa de Dalí.
Que ha subido la bolsa en el cielo,
que siguen las putas en huelga de celo en Moscú,
que subió la marea, que fusilan mañana a Jesús de Judea
que creció el agujero de ozono,
que el padre de hoy es el padre del mono
del año 2000

Pero nada decia el programa de hoy
de este eclipse de mar, de este salto mortal,
de tu voz tiritando en la cinta del contestador,
de las manchas que deja el olvido a través del colchón.
Del otoño como una amenaza,
del dolor de encontrar en las tazas
tus huellas de carmín.

Hoy amor como siempre
en el diario no hablaban de ti, ni de mi
hoy amor igual que ayer como siempre
en el diario no hablaban de ti
en la radio no hablaban de ti
en el diario no hablaban de ti, ni de mi

Era en abril - Jorge Fandermole

Sabes, hermano, lo triste que estoy?
Se me ha hecho duelo de trinos
y sangre la voz.
Se me ha hecho pedazos
mi sueño mejor.
Se ha muerto mi niño, mi niño, mi niño,
mi niño, hermano.

No pudo llenarse la boca de voz,
apenas vacio el vientre
de mi dulce amor.
Enorme y azul, la vida se le dio.
No pudo tomarla, no pudo tomarla,
de tan pequeño

Yo le habia hecho una blanca canción
del amor entre una nube
y un pez volador. Lo soñé corriendo
abrigado en sudor;
las mejillas llenas, las mejillas llenas
de sol y dulzor.

Era en abril el ritmo tibio
de mi chiquito que danzaba
dentro del vientre. Un prado en flor
era su lecho y el ombligo, y el ombligo
y el ombligo el sol

No busques hermano un camino mejor
que ya tengo el alma muda
de decirle a Dios
qué hacemos ahora mi dulzura y yo
con dos pechos llenos, con dos pechos llenos
de leche y dolor

Era en abril el ritmo tibio
de mi chiquito que danzaba
dentro del vientre. Un prado en flor
era su lecho y el ombligo, y el ombligo
y el ombligo el sol

Estamos pensando
sería mejor,el marcharnos tres,
el marcharnos tres que quedarnos dos.

Tus ojos - Claudia Sánchez

Tus ojos. Jade marino.
Reflejo del campo en primavera.
Compendio de vida y de tristezas.
Morada de recuerdos color aceituna
que bañan las luces del misterio inefable.
Tus ojos. Pájaros en vuelo.
Ellos corren tras las golondrinas
y surcan inmensos océanos
buscando la perla multicolor.
Tus ojos. Esos que palpan
hasta el último rincón de mi alma.
Y la escuchan, la observan,
la huelen, la tocan,
la saborean hasta realmente sentirla.
Tus ojos. Ojos misterio.
Ojos verdad. Ojos dolor.
Me dan la vida: ojos milagro.
Les doy mi vida: ojos amor.


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Vivir y morir nomás - Héctor Ranea

Vivir y morir nomás
así parece

Amar y abandonar
en todo caso

Iluminar y comer
como en las porquerizas

Las ratas y los hombres
como de costumbre

El pan y la choza
El silencio y el álamo
La vejiga y el entomólogo

El viejo pescando oro
en una playa desolada

Vive y muere
Ama y abandona
Ilumina y come
Rata y hombre
Pan y choza

El oro del Sur
está en una mina
sin escondite
olvidada y fecunda
virgen y maldita

De: Impotencias (2009)


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sábado, 9 de abril de 2011

Coartada - Sergio Sarachu

(…) el año y los hijos traen hoy aromas de sábanas sin usar,
ojos de paloma escarbando en la vereda.
Cortan la cinta de este lunes con sobredosis de tostadas
y cuando conquistan las agujas del despertador,
se paran, elevan sus sacudones,
se hacen coartada para que pueda salir a trabajar (…)

Sergio Sarachu

Sabés cómo te quiero - Ricardo Giorno

Te quiero hambriento,
así me costarás poco.
Te quiero inexperto,
así obedecerás mi mandato.
Te quiero indefenso,
así aceptarás las migajas.

Te quiero, te quiero.
Cómo te quiero.

Te quiero quebrado
así extorsionaré tu salud.
Te quiero entretenido,
así me quedaré con tu riqueza.
Te quiero ignorante,
así obtendré tu voto.

Te quiero, te quiero.
Cómo te quiero.

mapas del ojo (1) - Héctor Ranea

letanías en letra de tango
cubren los ojos de irises sin color
los soles de magnetismo negro
cubriendo también los árboles
de hojas también negras, manchas

bajo los árboles sangrando
un tango barre letras secas
bóvedas de ojos desteñidos
después de tantas penas
lloradas en sus herejías

el mapa del ojo barre con parsimonia
una pared de escayola
una página de un libro aún no escrito
un camino no abierto entre un llanto
su misterio

la mujer que mira su sombra
en el horizonte de la vereda
emergiendo en el asfalto sucio
atrás de un farol
azul de los delirios

los meridianos en los árboles
bahías y ensenadas de mar
desiertos
manchas de lava negra
enorme lengua de diablos escarmentados
cayendo de la luz al agua infinita
del olvido

todo eso baila un tango
que es el mapa del olvido

De: mapas del ojo (2006)

Cena - Esteban Moscarda

Cenar

las letras

del teclado

con un guiso de sahumerio

importado de otro mar

de otro cielo de dioses rojos

y hadas muertas,

asesinadas por la mugre de las calles

y de los árboles que odian.

De postre,

un vino con sabor a música

y a partículas elementales

y a perros de luna

y a gatos de sol

y a ferias donde se aburren

los soñadores.

Paisaje - Daniel Quintero

Este es un paisaje de vidrios rotos por el mar
donde un vapor salado, que traspasa las aristas,
da la sensación de espuma y agua en movimiento.

Este es un paisaje sin retorno,
no es la luz sino un prisma activado por el ojo
que sólo con la oscuridad recupera la certeza
cuando entre las piedras se escucha el ruido
de una botella que se parte
y libera su mensaje

Hablo el idioma de mis padres
no su significado.

Otro seudo - Maritza Kusanovic

Madre todos estos años
paseando el útero de aquí
allá el óvulo haciendo
un rojo un sepia un negro
Cada uno se rompe
como puede madre
he visto cosas
La belleza y yo nos separamos madre
Nunca fui niña No tuve dolor
No arrastré peso de alas
solo esta línea que me parte
y ordena
mitad pacífica mitad atlántica
madre
adaptarse es acostumbrarse al muro
Este músculo de pared pensada
Pensar que a veces
tengo suerte y me desgarro madre
y parece una boca de salida
Y esta mano no arde La húmeda
del interior siempre extranjero
Porque los ojos no quieren abrirme
abro los ojos madre
la herida mancha la mesa
Casi una palabra
Casi oída
Donde cae la gota respiro
Y también es falso madre

jueves, 7 de abril de 2011

Ángel desplomado - Héctor Ranea

Correr, correr
volar en el antro oscuro de mis fantasmas
el páramo la noche mis alas pesadas de un aceite sucio
el ala de sacar de su cueva a los murciélagos
que me pega al piso
la sombra de tu cara el aliento multiplicado
de tus súplicas por más vida por más sangre
por más deseo y allá pegado en el infinito talle de mis senos
un ángel petrificado en la estatua del cementerio
curioseando gris ante la muerte
sobrevolando el campo de exterminio
en un disfraz de alas oxidadas malolientes
no alcanzo a volar a correr a amar
en mis cinturas dobles se pegan los insectos que se cruzan
en mi poca luz desmayado el viento
se desvanece como un trozo de papel que se calcina
nadie está allá para verme volar
para verme arrastrar las manos como quejas
todos están de este lado de los horizontes que me dibuja la noche
recargando mi espalda
agobiando el paraíso con mis lamentos con mis secretos
no hay más allá
no hay nada más allá


"La piel del agua", 2009

Reiterada despedida - Nanim Rekacz

Siempre fuiste de otra.
Antes, de aquella...
Ahora, de ésta.
¿Y yo?
Trofeo o pasatiempo.
Curiosidad o deseo prohibido.

Antes te amé.
Y dejé que me hagas tuya
para hacerte mío
y conservarte.

Nunca creí volver a estremecerme
a tu contacto.
Jamás pensé que habrías
-también vos-
conservado mi recuerdo.

Y otra vez fue la sed
y el hambre
y lo innombrable
y el secreto entre las sábanas.

Vos, de otra...
y por unas horas, mío.
Yo, de nadie.

Transeúntes viajeros,
pasajeros de lechos...


Extraído de http://nanimr.blogspot.com/

Batallas perdidas - Colombia Truque Vélez

¿Recuerdas —¿también tú recuerdas?
los mundos renovados en cada toque
nuevo de la luz, en cada espacio
herido en su aureola? A mí esta tarde
me regala cierta agilidad poética
que medita rendir tributo a tu memoria.
Y en la confusión de ruidos, voces,
miradas, pasos, destinos, dolores,
que tropiezo incesante por las calles
de esta ciudad que habito extraña,
cuando sólo tu rostro querría reconocer,
calculo que tu ausencia es otra de esas batallas
que aviesamente nos va ganando el tiempo.

martes, 5 de abril de 2011

Segundo insomnio - Bruno di Benedetto

¿Para qué hablar?
Pero ¿Para qué callar?

Roberto Juarroz


Y en éste momento llega el poema
ahora que la noche se retuerce
en cada uno de sus perros

ahí está el abismo
décimas
hacia
abajo
un milímetro más allá
está la muerte


gran señora todopoderosa
que miras en lo oscuro
llena eres de espanto




La noche se retuerce en cada uno de sus perros:

los hombres encienden fuegos mechas orgasmos botellas
los hombres mastican carne papel cenizas pan duro humo

respiran peste

los hombres miran techos luces fantasmas palabras rostros caídos
los hombres escuchan motores guitarras gorgoteos roces

aullidos

agua y

perros
perros
perros

la noche se retuerce en cada uno de sus ritos.




Ahora
un hombre muere y otro nace
¿quién sale? ¿quién entra?
un hombre y una botella
¿cuál de los dos está vacío?
un hombre y una hoja de papel
¿dónde comienza el desierto?



Hagan sus apuestas
señores:

el papel
los cigarrillos
la noche
el poema
la paciencia del viejo
que se muere aquí al lado
al compás del tecleo
de la lettera veintidós
puteando al poeta
que putea al viejo
que tose y tose

quién qué
se acaba primero

hagan juego señores
dioses.



Pero también hay treguas
pero también hay silencios:

en la noche
la calma viene
con su mirada amarilla


Escucho el motor de un auto que se aleja
y tose
y escupe humo negro
calamar metálico
ocultándose de qué

pero del otro lado de la pared
el viejo ya no tose
muerto o
dormido
lejos ya
a salvo
de los secos estampidos de la lettera veintidós
gris celeste

pero no
sigue
me regala veintidós estampidos
de tos negra
de humo celeste
contar las paredes que se duermen
contra las paredes que se mueren


gran señora todopoderosa
que miras en lo oscuro
llena eres de espanto



Dormir es un oficio inseguro
porque el insomnio
porque las pesadillas
porque los perros

porque ocho horas de trabajo
más
ocho horas de ocio
más
ocho horas de descanso
- igual qué
- igual nada señorita
reviso y reviso
y no me da
el orden de los factores no me da
borrón y cuenta vieja
y no me da:

es triste sospechar de usted
señorita dora
pero acá
alguien mintió



y sin embargo
todavía sueño con pájaros
que migran

que migran
hacia dónde




dormir es un oficio incierto
porque ahí está tu cuerpo

blanco
caliente
desnudado a manotones

ciénaga dulce
muerdo
me hundo
lloro a gritos
porque
dónde está
tu alma



y sin embargo
todavía
me acuesto a tu orilla
como un barco escorado

como un loco
que ríe entre dos mareas



Dormir es un oficio imposible
cuando se sabe
que la noche abre las pupilas de los gatos
que en la noche una mujer se está abriendo
como las pupilas de un gato
que la noche se estira y se arquea
sobre la curva de un vientre
que la noche
vencida
se dobla sobre sí
una y otra y otra vez
hasta desaparecer
en un espasmo
igual a éste

pero lleno de luz.


El tronco caido y las raices rabiosas - Maritza Kusanovic

se preguntan Qué Pasó
¿qué pasó?
pasó que no quiso Ir Tan Lejos Para Matar si podía hacerlo en ese mismo campo
Uno no debe ser empujado a la antropofagia de comerse la propia cabeza
Pasó que No Quiso Ir Tan Lejos
y disparo ahí su locura
Es simple Es lógico
Ningún animal en su sano salvajismo gastaría músculo en semejante viaje si
Tirar La Sangre Es Lo Mismo Aquí o Allá
Salta a la misma velocidad y nos vacía con la misma intensidad
Esto es nada más que agilizar los trámites de la muerte. No importa el lugar
No hay que ser esencialista No escribirás lo singular Somos universales
Entonces qué joder?
Lo importante es volarte el cerebro
Arrancarte las piernas
Ese es el objeto en la mira Centrarse en la acción El suceso lo es todo
Querer no-ir Y saber que no se quiere
Qué importa una estrella en el pecho Una luna entre los ojos La bandera en el sarcófago Apunten esto El Enemigo Soy Yo
Apunten Descarguen en mi
Soy el muro de los lamentos Carguen tres veces en mi carne
Soy el camino al calvario Carguen mi carga
El enemigo Soy Yo por mi árbol

Babel Patagonia - Claudia Elisabet Sastre

Soy la broma funesta
que ondula en los carteles que anuncian
su vuelta en 2011
y la pintura que sonríe falsamente
en los carteles de las candidaturas,
la capa de latex dorado
que cubre al Gorosito
en un simulacro de metales nobles
-cómo ocultar el alma de hormigón-.

Soy el viento enrulando el humo
de los piquetes, su negrura grasosa
y los mechones de alambre,
soy el obrero arriba de los tanques
de la Termap, y el juez
o la jueza, que ordena represión.

Soy las botellas de gaseosa
repletas de orín
que los camioneros arrojan
por las ventanillas
ofrendas humanas a un dios pagano.

Soy en tipo que tira sal
en la ruta, los inviernos
envueltos en sus monos naranjas
por las laderas de la sombra.

Soy el boliche La cabaña
y el puntito blanco que en el mapa de YPF
lo señala,
soy el gatito tuerto de un ojo
del paraje La esperanza
y las cuatro casas
y su cabaret de luces rojas.

Y soy Babel, Babilonia, Patagonia
Jerga de carburos,
de trépanos y bentonita
sus blancas camionetas de doble
cabina e inscripciones absurdas en las puertas
y atrás un calco que pregunta
cómo manejo, y un 0800.

Soy el guanaco que mira las apariciones
con sus ojos aguachentos
como antes miraran las tolderías y los cueros
pintados, y soy el viento
silbando entre los hierros aulladores
de la boca de pozo.



Domingo 5 de diciembre de 2010
Inédito de El mal es otra cosa

Pro/puesta - Daniel Quintero

Empujar la ciudad hasta que se hunda en el río,
hasta que el moho envejezca
su alma corrompida por la fe en los muelles,
por su esperanza virreynal, su angustia de bache y desolación,
su trampa de asfalto y semáforo.
Empujarla, dejarla sin opciones, sin tributos
a las marionetas que la sostienen
empeñadas en su perspectiva de cemento y contrataciones.
Darle en la cabeza, quebrarle los huesos,
que grite, que pida por su vida, por su estúpida vida
lamente haber nacido de espaldas y hacia Europa.
Perforar su carroña de tardes de domingo,
su rumor reaccionario de boca en boca,
el veneno con que nos distrae, su ortopedia criminal y contemplativa
avanzando con sonrisas de lástima y piedad.
Empujar la ciudad hasta que se hunda en el río
aunque haya que apretar los dientes, morder niebla
y seguir sin saber /una vez más/
que gusto tienen los caníbales.

9 - Macky Corbalán

Apenas vino el primer calor, los frutales
antes secos, se rodearon de un halo
verde que ahora es flor
blanca. Sin preguntas
y cuando corresponde, cada árbol
hace lo que mejor sabe.



el animal que me acompaña siempre
ahora duerme, dormiré también
para acompañarlo yo por una vez



Suenan trompetas de tren en la distancia.
No las escucha mi padre.
No las escucha mi abuela.
No las escucho yo, almacenada
y oscura como el vino
en sitio fresco,
sin aire, ni vibraciones fuertes.


De "El acuerdo"

Iniciales - Sergio Sarachu

(…) hoy la montaña no tiene las iniciales de tu piel.
Deletreo tu pelo fileteando rulos en mi hombro
y con la primera nube te llevás hasta mi sombra.
Escapo disfrazado de hombre entre los alerces
y te sirvo mi vagina para que bebas tu propia sed.
Escribo con algas y ladrillos de Cabo Raso
y no estoy allá.
No son mis manos las que juntan piedras blancas del río Manso.
Acuesto mis fotos en el valle del Chubut,
duermo en Gaiman, desayuno en Playa Unión,
navego tus labios con los durmientes
que pusieron paisanos y galeses en el desierto.
No soy yo ni estoy conmigo.
Mi garganta está sentada en un bar de Zapala
donde quiero escribir poesías para huir de mí,
de la sombra que te llevaste,
de esas iniciales con 35 grados que dejaste en la montaña
cuando nevabas con junio en mis alambres (…)


domingo, 3 de abril de 2011

Otro programa - Colombia Truque Vélez

Más allá de la traición de las palabras
Más allá del opaco fulgor de las miradas
Más allá de la incertidumbre procelosa de los días
Despojados de este escudo
de carne y sangre:
Ser sólo el vuelo desnudo de la luz.


De: Lugar de un secreto nadir (Universidad Nacional de Colombia. Colección Viernes de poesía, 2007)

La pesadilla sin fin – Nanim Rekacz

La selva, el león, el disparo.
La sangre, la sirena, las luces pasando rápido en un pasillo blanco.
La camisa de fuerza, la soledad, las agujas.
El médico sonriendo, el pozo, los canarios en la jaula.
La prisión, la culpa, el almanaque.
El día del velorio, el viaje a Africa, la selva.
El león, el disparo, la sangre.
La sirena, las luces pasando rápido en un pasillo blanco, la camisa de fuerza.
La soledad, las agujas, el médico sonriendo.
El pozo, los canarios en la jaula, la prisión.
La culpa, el almanaque, el día del velorio.
El viaje a Africa, la selva, el león.
El disparo, la sangre, la sirena.
Las luces pasando rápido en un pasillo blanco, la camisa de fuerza, la soledad.
Las agujas, el médico sonriendo, el pozo.
Los canarios en la jaula, la prisión, la culpa…

La culpa…
La culpa...

Sucede. En la llegada o la partida… - Carlos Barbarito

Sucede. En la llegada o la partida
(¿de qué otra cosa se componen
los días?), en la desnudez,
cuando no nos acercan ni un pronombre,
ni una lámpara, pero también
cuando andamos vestidos
y cruzamos el jardín –a salvo,
pensamos-. Sucede.
En el agua del delfín,
en el agua que sueñan los sedientos,
en la tierra de las semillas
y las cenizas, en la tierra
donde el lobo conversa con su sombra.
Acontece. Sucede siempre.
Aunque el perro arañe la puerta,
suene música de órgano,
la noche se cierna sobre los aleros,
la sábana se convierta en sudario,
el gallo se olvide de anunciar el alba,
un dios, cualquier dios,
un patético remanente del que Fuera,
anuncie un nuevo diluvio,
con desgano, sin que ninguno lo oiga.


Inédito. Publicado con permiso del autor.

Elsa Rodríguez - Maritza Kusanovic

Elsa
entre la vida y la muerte està el regreso a casa
El corazón es el hogar de los que sueñan en la necesidad
Los luchadores son el corazòn necesitado del barrio


La casa no duerme entre las costillas
La casa no duerme entre las costillas hay gente
Todos los lugares son alumbrados en el cuerpo
La gente sueña y cose placenta al sueño
En todos los cuerpos se construye la casa del regreso
Elsa
entre la vida y la muerte
nosotros concebimos el sitio del arribo


Extraído de: http://bloggrito.blogspot.com

Perdóname el dolor - Claudia Sánchez

"Perdóname por ir así,
buscándote tan torpemente, dentro de ti.
Perdóname el dolor alguna vez.
Es que quiero sacar de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo."
- Pedro Salinas -



Ese que está allí, silencioso,
oculto en ti, preso de ti,
intentando decir lo que tú no sabes.
El que quiere romper las frases
que atan sus alas,
para que tú lo oigas y yo lo sienta.
El que inventó el silencio lleno de aromas
y llegó a mí, me rozó y descubrió tu existencia.
Perdóname el dolor alguna vez.
Quiero rescatar de ti tu mejor tú.
Y subirlo desde tu fondo a la cima de mi montaña
donde su calor derrita la nieve del ocaso
y su luz diáfana llene todos mis espacios,
vacíos y prohibidos.
Creando y recreando ese universo paralelo
maravilloso, que nos habita,
nos posee, nos tortura y nos duele.
Estoy sacando de ti tu mejor tú.
Perdóname el dolor.
.

viernes, 1 de abril de 2011

Guitarra negra (fragmento) - Alfredo Zitarrosa

Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra… Cómo haré para que sientas mi torpe amor, mis ganas de sonarte entera y mía… Cómo se toca tu carne de aire, tu oloroso tacto, tu corazón sin hambre, tu silencio en el puente, tu cuerda quinta, tu bordón macho y oscuro, tus parientes cantores, tus tres almas, conversadoras como niñas… Cómo se puede amarte sin dolor, sin apuro, sin testigos, sin manos que te ofendan… Cómo traspasarte mis hombres y mujeres bien queridos, guitarra; mis amores ajenos, mi certeza de amarte como pocos… Cómo entregarte todos esos nombres y esa sangre, sin inundar tu corazón de sombras, de temblores y muerte, de ceniza, de soledad y rabia, de silencio, de lágrimas idiotas… (...)

sesión improvisada - Héctor Ranea

tocando una guitarra
comprendo que se acerquen a mí los cuervos
para danzar
mientras
la canción trae las respuestas desde el aire puro

sesión improvisada
de: la piel del agua, 2009

Sola - Sergio Sarachu

(…) me pone contra las cuerdas.
Saqueó la borra de las hojas
arañadas por los baúles que rondan en la noche.
Clavó un sol de febrero con cuatro letras boca abajo
y se hizo remanso
en la diagonal que da a mis islas.
Sin tenerme se echó de costado,
abanicó el horizonte
y se escribió sola (…)

De: http://www.sergiosarachu.blogspot.com/

Arpegios - Oriana Pickmann

Tócame
Elimina mis silencios
Y haz que mi voz fluya en melodías
Nacidas en tus dedos

Tomado de Cuarta Luna