Algunas madrugadas
cuando la ciudad se despereza
y jirones de fuego
asoman desde el este
también llega mi memoria umbría
y ese instante de júbilo
se rompe en mil formas de tristeza.
Para algunos
la vida es un cuchillo de dos filos;
Para otros
solo filo afilado
y contrafilo inerte.
Por eso
para que la ambigüedad no se haga
poesía
es necesario
ser un buen afilador de la palabra.
1 comentario:
Muy bueno.
He quedado sin palabras.
Gracias
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