miércoles, 5 de enero de 2011

En la ceniza espiral – Héctor Ranea

A Carlos Barbarito.


Pregunta primera: ¿Qué flota en la espiral?
Una escalera, un vértice y si es un nombre,
el verdadero nombre de las cosas.
Entonces protagonizan la hélice
esas palabras que tiran del entendimiento.
Golem plural son pura vela también
pesando para siempre los vientos.
Entrelazadas en una danza
en el calibre de un poema,
en una fulguración de la que el Sol
es mero reflejo sin pecado ni memoria,
las palabras apenas devanan lo que la espiral describe
en secreto.

Pregunta segunda: ¿Qué ceniza aprendió a volar en un poema?
El aguardiente que agigantó la sombra
una tarde en el sendero en que, todos los días,
como una máquina de parir dolores,
nace una palabra que se recoge como bálsamo
que se hace nacer de las inmundicias de la acera
para bruñir un enamorado círculo, una línea
o el caudal de un río que en la turbiedad aclara el llanto
y con ese río armar los puertos, las moliendas, el ojo amado
la copa de silencio de la que beben los poetas solitarios
en secreto.

Pregunta tercera: ¿Qué pregunta es esa que lamenta una respuesta rápida?
La respuesta al capitán cuando la nave
sólo navega al garete o guiada por las aves
es que nadie respondiendo veloz ha resuelto
el gran enigma del valor de las palabras.
La pregunta no tiene una respuesta breve.
La vela tensa puede parecer al ojo congelada
pero la tensión se ve en el tiempo,
cuando la nave trata de salir de esa tormenta
soportando los enormes empujes de los alisos
de las trombas llenas de tiempos, de sabios
de poetas.

Publicado en: www.letrasdechile.cl

3 comentarios:

Salemo dijo...

A un poeta como Barbarito no se podía más que homenajearlo con un poema de esta factura. ¡Grande,Ranea!

Anónimo dijo...

Gracias querido Ogui! Un enorme abrazo.

Ogui dijo...

Gracias, ¡tengo a Pérgamo de mi lado, parece!