Quedarme en casa,
sumergida en los pliegues de las horas,
y no esperar a nadie.
Que los ojos escuchen
y se olviden del mundo.
Que me arrope el silencio
y respire en mi nuca
su suave indiferencia.
Que vivir sea esto,
sin palabras de aguja
ni rodillas de llanto,
con el tiempo desnudo al borde de la cama
y mi boca dormida en su tímido beso.
De "Los días gemelos" 1997
Extraído de www.amediavoz.com
2 comentarios:
Bello poema.
Saludos cordiales.
Muy lindas palabras, aunque el concepto me resulta "peligroso"; está en él demasiado latente el riesgo de una melancolía que podría ser crónica, lo cual terminaría por desembocar en una gran depresión.
Claro que es solo la visión de lo que han desatado en mí estos versos.
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