viernes, 21 de mayo de 2010

Ernestina - Angélica Santa Olaya

Pero qué necia eres Ernestina… ¿no te digo?
¿A quién se le ocurre acabarse las uñas
escarbando el sueño para atrapar lombrices?
¿A quién se le ocurre treparse a los árboles
nomás para comer los mangos verdes?
¿A quién se le ocurre vivir tantos años
dueña y señora de tus propios pasos?
¿A quién se le ocurre desafiar a las piedras
con esa reciura que el sol del trópico sembró en tus arrugas,
con esa mirada de lince que no necesita disfraces
ni municiones para cazar?
¿Qué no ves que tus manos terrosas
amargan el bocado del que empuña el arma
para justificar el pan de cada día?
Vete nomás ahora…
Ahí, con las entrañas de fuera
alimentando a los zopilotes,
dejando tu necia necedad tatuada
en la memoria de la tierra que te oyó gemir,
regalando los ríos de tu sangre
a la precoz eyaculación de los buitres,
tocando la puerta cerrada de un dios menor
que afila los colmillos
en las desplumadas alas de un águila
que perdió el pico bajo una lluvia de monedas;
un dios menor que engulle a sus hijos
para no perder la silla de oro.

Ay Ernestina…
deja de remover las piedras buscando lombrices,
los gusanos más grandes están aquí nomás tras lomita
royendo huesos y lamiendo billetes bajo el pinar.

Tomado de: http://alicialanecia.blogspot.com

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