La escoba peina
las luces en penumbra: es hora de cerrar.
La prisa ya no es nuestra
y los mendrugos duros crujen todavía
de un lado a otro,
las cerdas acarician con curiosidad
y con desgana los tobillos.
¿Nos sentiremos más solos afuera?
Lejanamente el bosque arde,
reclamo todos los lugares donde esté
amaneciendo.
Todos los automóviles parecen
volver de algún viaje, torpes, lentos,
casi filosofando acerca de la dirección final.
Mejor volver andando y escarbarle
unos minutos a la noche,
al gato panza arriba que bufa ya la hora de levantarse.
Sería
mejor amante si pudiera
hacerte previsible y planear
una palabra.
Solo me sale adiós,
igual que al resto.
Tomado de Tercera Perspectiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario