Los mares encerrados en peceras sin fondo
de entrañas frías con palabras escondidas
en mascarones de proa procaces y putrefactos
sísmicamente persisten en revolver peces
crustáceos fisionables junto a tortugas milenarias
para con esos movimientos de luz desordenada
pasar al otro costado de las tinieblas
La curva de tu espalda de nadadora errante
se me clava como la aguja de un pez cuya ponzoña
no me mata ni me deja helado
pero me hace ver en la penumbra del mar eclipsado
tus partes de algas echadas en las orillas
tus costumbres de escuadras de tiburones
descomponiendo parte a parte mis corazones pulmonares
los esqueletos que me cubren de tu inquietud
las pestañas que me sombrean de esa luz azul oscuro
en que se mueven tus sombras
al amarnos con la intensidad de un poema
no escrito todavía.
Tomado de: Participios en pasivo (2005)
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