Para que no me importes,
delego en ti tu grave pertenencia,
y para no importarte,
alejo mis falanges de tu cuerpo.
No nos importunemos,
aunque el invierno nos sorprenda solos.
La tinta se disuelve. En el papel
mojado un dios naufraga.
El cisne de tu sombra inunda en albas
el mar de vertederos
y nada el horizonte
de grúas amarillas con cansancio
que se disfraza de elegancia.
.......................................................Nadie
regresa a recojer
tu sueño, la propina
que dejan los minutos que se fugan
queriendo ser sincrónicos
en la profunda herida herida de tus pasos.
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