Te conocí en la orilla de mi trova;
corté tu margarita con baladas.
Tu cintura de arroz y bossa nova,
alimentó mi tango; madrugadas.
Desafinado, rústico, mi beso,
buscó la nota justa, el blues, el signo,
que abriera en los armónicos del sexo
sinfónicas de a dos, a piel y vino.
Diapasón horizontal al rojo,
compact-disc-corazón que espía
por el láser de tu iris en mi enojo.
Música y saliva y silencios: lían
afinando amantes sin Teoría.
Viejo Arte de combinar los ojos.
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