Sí, las cosas, amor. Nuestras cosas. Las risas cangrejas que pelean y pierden, para retornar y enfrentarse. Los mechones ébano, las insinuaciones tontas, de piba, y tu recuerdo, ese que degrada las células y adelanta el reloj. Doblegando la realidad, te peno. Con los últimos abrazos te encallo para robarte, y te vuelvo a recuperar, otra vez, con ansias de vivir.
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