lunes, 28 de enero de 2013

El ácido interior — Cristian Cano


Sueño tu palabra. Todos tus pliegues vierten esa sola y única palabra: Silencio. Encuentro tu tono. Tiemblo en las armonías, y lloro. Sí, amor. Llorar solo. Mañana será peor, te escuché decir mientras soltabas la cortina. Luego, otra mudez que engarza los corazones callados. Quimérica expresión y de día, te dejo ir. Me dejo ir. Acompaño mudos descensos, un caminar de doloroso ripio. Pequeños pies. Pelito de gorrión. Saltitos de un amor que se va.

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