Si tienes un alma
permeable a los colores,
que son el espíritu de un cuadro,
sentirás que la vida es un boceto
de innúmeros matices.
Un albur inquietante
que estremece
como la entrada al subterráneo
de Mark Rothko
o su ritual de lilas;
es viajar al oeste
o mirar lo profundo
a través de las pinturas de aquel
que se llamaba Jackson Pollock.
Aunque a veces la vida
es un montón de nudos
que encubren
un peregrinar de cero al infinito,
después de todo la vida
no es otra cosa que colores
que conforman la sencilla
teoría de los números.
De "Poemas Inéditos"
Sobre el autor: Antonio J. Cruz
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