el clamor agónico de cien mil bacterias.
¿Supiste del millón de soles en Japón?
¿Más medicina? ¿Estás sano ya?
Era un niño cuando premié a las hormigas;
terrón de azúcar, maná.
Del tamaño de mi padre al castigarlas;
lupa, sol, Sodoma.
Subió a mi mano, una,
insignificancia arrojada al viento.
Desdén de la mano que bosqueja
el éxodo humano en brazos de galaxia
o huracanes que arrastran insectos.
De tu hijo predilecto en expiación
el libro recogió mal la última duda
sé, porque esas cosas se saben,
que en verdad preguntó:
Padre, ¿por qué me hiciste tan pequeño?
Era un niño cuando premié a las hormigas;
terrón de azúcar, maná.
Del tamaño de mi padre al castigarlas;
lupa, sol, Sodoma.
Subió a mi mano, una,
insignificancia arrojada al viento.
Desdén de la mano que bosqueja
el éxodo humano en brazos de galaxia
o huracanes que arrastran insectos.
De tu hijo predilecto en expiación
el libro recogió mal la última duda
sé, porque esas cosas se saben,
que en verdad preguntó:
Padre, ¿por qué me hiciste tan pequeño?
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