lunes, 15 de febrero de 2010

Las cuatro y diez - Luis Eduardo Aute

Fue en ese cine, te acuerdas,
en una mañana al este del Edén;
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca. Entonces te besé

Aquella fue la primera vez,
tus labios parecian de papel.
Y a la salida, en la puerta,
nos pidió un triste inspector nuestros carnéts.

Luego volvi a la Academia
para no faltar a clase de francés;
tu me esperaste hora y media
en esta misma mesa, yo me retrasé.

Quieres helado de fresa
o prefieres que te pida ya el café?
Cuéntame cómo te encuentras,
aunque se que me responderás muy bien.

Ten, esta foto es muy fea;
el mas pequeño acababa de nacer.
Oiga, me trae la cuenta;
calla que fui yo quién te invitó a comer

No te demores, no sea
que no llegues a la hora al almacén.
Llámame el día que puedas.
Date prisa, que ya son las cuatro y diez.