viernes, 30 de julio de 2010

pregúntenle al viento - jorge ariel madrazo

El 23 de julio de 2009, Bob Dylan fue demorado largamente por la policía cuando caminaba por una ciudad de Nueva Jersey,tras la denuncia de un vecino de que “un anciano de aspecto excéntrico” merodeaba por ese barrio, curioseando las casas Los agentes confesaron no conocer al músico ni su obra.


Bob vagabundeaba amatista esa tarde,
el saxofón
de la Vejez le cacheteaba auroras atadas a su
cinto desde el cual la agua con trasatlánticos de
ilusión, la
agua que sorbía su insaciada sed y sin
embargo aquel Caballero de las Letras y
las Artes, aquel Premio Príncipe
de Asturias, y Pulitzer y por si
no bastara candidato al Nobel,
anciano excéntrico con gorro quechua y errático
mirar, fue toscamente demorado por dos rubios
policemen
de veinticuatro rubios años, y Bob no
encendió su cetro de guardián
del dios del fuego. No
lo encendió, aquella tarde,
en la lluvia.
Apenas si dijo “soy Dylan, Bob,
y si ustedes no
lo creen
pregúntenle al viento”.

Así fue: Bob Dylan se ciñó a mirarlos con
infinita sabiduría húmeda y
preguntó:
“¿Cuántos mares tiene que surcar
la paloma blanca
antes de poder descansar en la arena?
Si no lo saben, pregúntenle al viento
La respuesta, tontos, dijo,
está soplando en el viento.”

Sólo eso, les juro, ocurrió aquella tarde.
Pero alcanzó a alterar el ciclo de los astros
Y un pez azul saltó sobre la luna
cuando Bob Dylan con llameantes
pupilas disparó:
“¿Cuántos caminos tiene que caminar un
hombre
antes de que le llaméis hombre?”
Y enseguida cantó, alzándose en un ala:
“Si tienen dudas, pregúntenle al Viento.
“La respuesta”, les dijo, y
sonrió,
“está soplando
desde siempre
en el Viento”.

(inédito)

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