Aquella lumbre por lienzos opacada
de un evanescente resplandor rubí
por favor, compréndanlo, les hablo
no de alegre ventana y sí de otra
enfrentada a mi espionaje vergonzante,
donde acaso ya mismo algún enfermo
sin un átomo de fuerzas, ejecute
la agonía que ni alcanzó a ensayar,
en esa roja luminaria o dormitorio
tan irreal como el apenumbrado
declinar de alguna turbia frente
¿no seré yo acaso el desolado huesped
que allí muere y la agüita se escapa de sus
ojos en tanto aquí, no lejos, con lógico estupor
desde mi barandal yo lo espío y me espío
y me aferro a mi silla con pálidos nudillos
y me siento tan sano en esta blanca noche?
(inédito)
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