Tu beso de arrebol y oro me dejó en la boca
la sensación de mar
que es el señuelo de la distancia.
Tu beso plantó en mí
el mar quieto del silencio al sol
pero la tórrida voz de tu viaje
no ha sido inocente
Sabes que no puedo con el mar
que los cuervos no nacimos con plumas oceánicas
entonces te sé perdida
aunque conserve el beso
en este oscuro plumaje que me cubre
con el que apenas puedo volar a tu memoria
El Autor: Héctor Ranea
Este poema participa del proyecto: Más que mil palabras de La Tertulia de los Cuervos.
2 comentarios:
Hola, Héctor.
Hermoso poema, me encantó.
¡Gracias, Nélida! Te invito a seguir leyendo Poemia. Un abrazo
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