martes, 22 de mayo de 2012

Conclusión – Begoña Borgoña

Ya no hay sorpresas ni expectativas, frustraciones ni extrañeza; no hay más dolor, asombro ni alegría. Por eso me despido de ti, no te llamo cruel porque no existe amargura que me envuelva ni ánimo hostil que me fustigue, sólo te digo: adiós, mundo.

1 comentario:

Javier López dijo...

Redondo, maravilloso.