sábado, 26 de marzo de 2011

Vino XIII - Dante Sepúlveda

Qué pensará esta señora, que me mira con desprecio cuando dejo la cerveza y le paso la pelota al pibe que juega al fútbol en el bosque


Debí haber sido más valiente anoche acompañarte hasta la puerta decir: te llamo más tarde

(El mañana nos vemos suele ser infinito)

sabes que no voy a recorrer las cuatro cuadras que nos separan, que no te voy a abrazar caminando por plaza moreno

que solo puedo ofrecerte hilachas de mi hígado mi cuerpo atravesado por diagonales

(qué larga va a ser la ochenta, solo a ver el tren que no llega)

qué larga va a ser la escalera de mármol cuando baje a la calle ya borracho a buscarte

qué poco creíble va a sonar el discúlpame cuando atiendas el portero y mi lengua esté incrustada en el paladar.

(el pibe la para con el pecho y me entiende)


cuando yo nací, Tomás era heavy metal y quería boxear Álvaro padecía insomnio y rezaba el padre nuestro cansado de la vigilia.

y dicen que en marzo de aquellos días donde había años pero no vinos de diferencia

una mujer perdía su educación cristiana

mi hermana me puteaba por quedarme tirado en algún baldío que bebía mis botellas hasta que el sol me golpeaba la cara raspada por los cardos.

/los mañana nos vemos suelen ser finitos/


esto fue en marzo de aquellos días un intelectual famoso dijo haber estado,

ahora da charlas auspiciado por una multinacional y no contesta un mail.


Es todo tan simple como que ahora esté en otra calle en otra ciudad sin tu foto

(el pibe me mira de reojo y me devuelve el pase)



Poema en veinte vinos
Buenos Aires, El Surí Porfiado, 2007

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