Podría sacarme de la manga
una ventana diademada de girasoles
una puerta sin cerrojo
para que los pájaros asomen el pico
podría viajar entre cristales
y decir que la tristeza es una nube
que viaja sola a la velocidad
con que se arrastra una lágrima
para llegar al suelo
pero en mi sombrero sólo hay
unos cuantos vocablos con oficio terapeuta
famélicas aves que entibian las manos
humo necio que se deslíe contra la piedra
cincel que a pico-pájaro
tatúa perímetros y fronteras
bajo la sombra de un artificio
truco barato que aletea
golpeando los blancos muros
de una casa donde
dicen
jamás llegan los cuervos
Con permiso Angélica Santa Olaya D. R. ©
Angélica Santa Olaya
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