Dejo de callar
lo que hace que mis versos
escapen de mis manos.
Grito ebrio alguna memoria.
Brota la paz
como si fuera un engaño.
Es corta la madrugada
largo el recuerdo.
Salgo en busca
de la primera palabra.
Como el hombre al polvo,
regreso.
De nada sirvió creerme
ángel, dragón, bestia.
Con la misma paranoia
me escondo del espejo.
Solo me queda
volar.
Extraído de La ruta del pájaro sobre mi cabeza
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