De mi niño inocente he abierto los ojos
a los campos felices de su visión
sonrío, quiero oír su nueva risa sonora,
y en mi corazón escondí los rencores
Nada contaminará sus sueños felices
todo mi dolor oculté sin lagrimas
la sucia red de ambiciones humanas
nada ni nadie podrá herir su razón
en las flores blancas ilusión el rocío
será puro el amor en las rojas flores
polvo de estrellas cada una de ellas,
de lilas, alelí y amapolas los perfumes
conozco el suelo donde crece el centeno
y la semilla para plantar el arroz
nubes en un cielo color de esmeralda
y la luz de la vida que me da el sol
en el cielo sagrado de la eternidad
por el Señor nuestro Dios
mi niño no será olvido
ni guerrero de hierro ni palabra inversa
que dañe hiriente ningún corazón
1 comentario:
Hola,Ana,tu poema está colmado de imágenes hermosas.Un saludo grande.
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