viernes, 25 de diciembre de 2009

Ella cierra la persiana - Jorge Ariel Madrazo

Agitando tu cabello
te dispones a clausurar
aquella persiana siempre oxidada
con la obstinada vocación de dormir.
Al asomarte, la aguja del frío
proyectaría en tus pupilas
dos estrellitas
tan pequeñas
que ni merecen llamarse
universo.
Ellas están allí
un poco
(bastante, acaso) más
arriba de tu mano:
tu mano que golpea
la oxidada hoja de metal.

De un instante al otro
una congoja
te aproxima a aquellas estrellas
¿Las une acaso tu
mirada?
¿Sólo eso? ¿Por qué
entonces la persiana
parece cerrarse sobre tu pecho?
¿Por qué ambas estrellas
al apagarse
te dejan ciega
de toda luz?

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