Ayer conocí a una dama
que una poesía exigía
el recato del momento
y la loca algarabía
nublaron mi pensamiento
y en placida cortesía
la musa se disculpó
diciendo que no podía.
Mi musa no nace sola,
sino cuando alguien la inspira
quise explicar a su tiempo,
para salir de la mira
pero me estuve callado,
pues parecía mentira
que aquella solicitud
naciera como nacía
en una noche de lluvia
entre tragos y alegrías
se iluminaron sus ojos
cuando leyó un verso ameno
de sus pasados amores
entre los vinos y el trueno
se reveló su sonrojo
al saberse descubierta
pues todavía están frescos
los surcos de aquella huerta
ahora rememorando
la casual noche vivida
entre lluvia y confidencias
entre risas y bebidas
Que disfruté como nunca
de una grata compañía
y puedo decir con euforia
¡que buena suerte la mía!
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