Coloco tu sombra bajo mi lengua
esclavizando a la oscuridad,
mirando mis pensamientos inmóviles
tu aliento recorre el umbral
por las paredes líquidas;
no hace falta reír,
no hace falta sentir.
La tierra inunda los ojos falsos,
el fuego hiela tus manos de papel,
el dolor se burla de la memoria;
no hace falta ser,
no hace falta volar.
El viento escupe agujas
sobre la tumba de los vivos.
La muerte patea tus sueños
y te murmura al oído;
no hace falta vivir,
no hace falta morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario