Siempre vuela una luna entre las manos.
Una luna de toros con espuelas.
Una luna volteando las crines
bajo labios bordados de veletas.
En su canto de luces gregorianas
se diluyen perfiles y batallas.
Tiene sabor a fauce azulecido
y limpia faz de nubes fatigadas.
Por sus ola se pasea la hipnosis
horadando la sangre en caracolas.
Las miradas son versos de infinito.
Cada beso el suspiro de las rosas.
Siempre vuela una luna entre las manos.
Una luna de barcos y caballos.
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