Izurieta se cansa
con todos sus misiles escondidos
en el fondo del placard;
hay animales que todavía no se pescaron:
el pez gordo aún sigue intacto,
Izurieta no fue por él.
Se toma vacaciones y reposa,
cierra los ojos y descansa
ojos y dientes en el vaso,
pluma y labios entre las hojas.
Izurieta sabe que el futuro de escritor
es impredecible
y que el pez muere
por la boca.
Con autorización del autor: http://polimental.blogspot.com/
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