martes, 31 de mayo de 2011

Pesadilla - Héctor Ranea

entonces pregunté y en el silencio la voz
contestó
me trajo el nombre de un amigo muerto

le di la mano lloré con él
lo que puede llorar un prisionero
lloró conmigo y su mano con la mía

fue más tarde que descubrí que estaba solo


de: la piel del agua, 2009.

3 comentarios:

Javier López dijo...

La fuerza de este poema es inversamente proporcional al número de versos.
Me encandiló, D. Héctor.

Ogui dijo...

Gracias, Javier. Es un tanto oscuro, tal vez el encandilamiento por oscuridad sea un área inexplorada, pero cierto que ocurre. Muchas gracias!

El Titán dijo...

por algo lo elegí...no puedo esperar el momento para conocerlo...le dije que ya es pronto?