La poesía inaugura la palabra
Y es el último eslabón de una lengua que agoniza.
Aonik’enk:
Viejo pueblo de viento y tierra.
El desierto conserva el eco de tu voz
Y lo cuida
Para la eternidad de los oídos atentos.
Elefantes marinos yacen en la playa
Como piedras que miran.
Testigos del tiempo abandonado
Evocan la muerte.
Se suceden las olas
Como van y vienen los hombres hacia Dios.
Lengua muerta:
Yo caeré de tus lágrimas.
Y al rodar entre rocas de espanto
Tallarás el contorno de mi cuerpo.
*Aonik’enk: pueblo originario del sur de la Patagonia. Llamados tehuelches por los mapuches y patagones por los españoles.
1 comentario:
Bellísimas imágenes, Fernando.
Enhorabuena.
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