Creo en la redención y en la memoria del planeta,
en los gestos de amor, en la vergüenza,
en nosotros mismos también creo.
En las mujeres públicas, en los atrios y en el miedo a la noche.
Creo en las vísceras y en la felicidad de los muertos,
en otros mudos, en la fuga de cerebros, en las despedidas
y a veces, creo en el psicoanálisis.
Creo en golpear, abrir o cerrar puertas,
creo en las cicatrices y en las buenas intenciones.
Creo en la vida en un minuto y en los gritos.
Creo en las estufas y en las heladeras,
en besar el pan y agradecer el vino,
creo en los aviones y en la arquitectura de la Avenida de Mayo.
Creo en que habrá un día para algo:
para fragmentos de ternura, para los pies en la tierra,
para latidos y agonías, para ciudades etéreas,
para morirse en la víspera.
Creo en la bienvenida, en los asombros,
en que hay una respuesta para todo
y en muchas cosas más que ni siquiera conozco,
pero ante todo, damas y caballeros,
/ y esto tendría que haberlo dicho desde un principio /
creo que la poesía
me va a salvar del mundo.
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