lunes, 9 de mayo de 2011

Desencuentro- Miguel Dorelo

Tiempos conectados
con pieles no compatibles
en lugares
inadecuados.
Cuerpos reflejados
en espejos empañados
en ausencia de miradas.

Presencias apenas perceptibles,
tenues, solitarias,
sin luces
ni sombras
que cobijen
o acompañen.

Labios
que ya no besan,
bocas
que solo callan;
un amague,
dos que fueron Una y Uno:
solitarias
individualidades
estancadas.

Tristeza y frustación
de no haber sido
ni el remedo de una nada.

7 comentarios:

El Titán dijo...

cada vez más profundo...

Salemo dijo...

Siempre lo digo: algún día no voy a poder salir de mi. Exagera usted, don Moscarda, son solo instantes muy puntuales que incitan a transcribir estados de ánimo. Acá se ve que estaba por demás de melancólico y sospecho que arrastrando alguna frustración amorosa. Hombre grande, habiendo tanta mujer por ahí suelta...

Claudia Sánchez dijo...

Nada de exageración... ¿cómo se mide la profundidad de un desencuentro?
A mi, me encantó.

Salemo dijo...

Ah, no sé. Un desencuentro genera tristeza casi con seguridad; después seguramente algún intento de comprender los por qué y por último seguramente quedará algún recuerdo de lo que fue, lo que no fue y alguna especulación sobre lo que pudo haber sido.
Gracias por la selección y publicación, Claudia.

chely dijo...

No se mide , se siente!
Muy bello

Salemo dijo...

Gracias, Chely. Desde mi actual nebulosa mental casi aseguraría que estás en lo cierto.

Salemo dijo...

Y casi siempre se sufre, Chely.
Gracias por ler y comentar.