Tiempos conectados
con pieles no compatibles
en lugares
inadecuados.
Cuerpos reflejados
en espejos empañados
en ausencia de miradas.
Presencias apenas perceptibles,
tenues, solitarias,
sin luces
ni sombras
que cobijen
o acompañen.
Labios
que ya no besan,
bocas
que solo callan;
un amague,
dos que fueron Una y Uno:
solitarias
individualidades
estancadas.
Tristeza y frustación
de no haber sido
ni el remedo de una nada.
7 comentarios:
cada vez más profundo...
Siempre lo digo: algún día no voy a poder salir de mi. Exagera usted, don Moscarda, son solo instantes muy puntuales que incitan a transcribir estados de ánimo. Acá se ve que estaba por demás de melancólico y sospecho que arrastrando alguna frustración amorosa. Hombre grande, habiendo tanta mujer por ahí suelta...
Nada de exageración... ¿cómo se mide la profundidad de un desencuentro?
A mi, me encantó.
Ah, no sé. Un desencuentro genera tristeza casi con seguridad; después seguramente algún intento de comprender los por qué y por último seguramente quedará algún recuerdo de lo que fue, lo que no fue y alguna especulación sobre lo que pudo haber sido.
Gracias por la selección y publicación, Claudia.
No se mide , se siente!
Muy bello
Gracias, Chely. Desde mi actual nebulosa mental casi aseguraría que estás en lo cierto.
Y casi siempre se sufre, Chely.
Gracias por ler y comentar.
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