Cenar
las letras
del teclado
con un guiso de sahumerio
importado de otro mar
de otro cielo de dioses rojos
y hadas muertas,
asesinadas por la mugre de las calles
y de los árboles que odian.
De postre,
un vino con sabor a música
y a partículas elementales
y a perros de luna
y a gatos de sol
y a ferias donde se aburren
los soñadores.
3 comentarios:
Muy bueno!
Si yo fuera una chica, no sabría si aceptar que me invitaras a cenar :-P
Excelente, Esteban. Se deja leer con mucho agrado.
gracias, muchas gracias queridos amigos...
Publicar un comentario