Soy la broma funesta
que ondula en los carteles que anuncian
su vuelta en 2011
y la pintura que sonríe falsamente
en los carteles de las candidaturas,
la capa de latex dorado
que cubre al Gorosito
en un simulacro de metales nobles
-cómo ocultar el alma de hormigón-.
Soy el viento enrulando el humo
de los piquetes, su negrura grasosa
y los mechones de alambre,
soy el obrero arriba de los tanques
de la Termap, y el juez
o la jueza, que ordena represión.
Soy las botellas de gaseosa
repletas de orín
que los camioneros arrojan
por las ventanillas
ofrendas humanas a un dios pagano.
Soy en tipo que tira sal
en la ruta, los inviernos
envueltos en sus monos naranjas
por las laderas de la sombra.
Soy el boliche La cabaña
y el puntito blanco que en el mapa de YPF
lo señala,
soy el gatito tuerto de un ojo
del paraje La esperanza
y las cuatro casas
y su cabaret de luces rojas.
Y soy Babel, Babilonia, Patagonia
Jerga de carburos,
de trépanos y bentonita
sus blancas camionetas de doble
cabina e inscripciones absurdas en las puertas
y atrás un calco que pregunta
cómo manejo, y un 0800.
Soy el guanaco que mira las apariciones
con sus ojos aguachentos
como antes miraran las tolderías y los cueros
pintados, y soy el viento
silbando entre los hierros aulladores
de la boca de pozo.
Domingo 5 de diciembre de 2010
Inédito de El mal es otra cosa
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