A Miguel Ángel Huerta Zúñiga
En el fuego cuidadosamente regulado.
En las aguas inferiores, liberadas de tinieblas.
En el abismo ilimitado del misterio.
En la simiente masculina de los astros.
En los cuatro padres y las cuatro madres.
En el bálsamo sidéreo.
En la luz, simulacro divino.
En el hombre emigrante, siempre extraño.
En los frutos y fuerzas del paraíso.
En las ortigas para arder, en mayo.
En la hez, la escoria.
En la vida aérea, en la esfera, en el hálito.
En la manta que se retira para que se vea la belleza.
En la ciudad y sus puertas, sus ríos que la atraviesan.
En el águila, el buey, el león.
En la locura, no en la prudencia.
En el centro, bajo las aguas.
En el nombre árbol que da árbol, sin alfabeto.
de: Paracelso y otros poemas, inédito.
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