en la garganta residen los dioses del aire
cantan
en la raíz del pene residen las fantasías del aire
penden
en la cápsula de la vagina residen los calmantes del fuego
funden
en la intersección del pelo residen los dioses del fuego
caen
fuego que consume aire
cáliz que brinda con vino malversado
buques empequeñecidos por las olas llenas de dioses
abanicos podridos de esperar calores
oraciones entintadas con pestífero incienso intolerante
hay un grito que no quiere salir de la garganta
una pirueta de pene que no se atreve al birlibirloque
un poeta que pierde el pelo entre las piernas de un cáliz tibio
las fantasías del fuego
las brisas pendencieras
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