Arrebatado
mostrando los dientes
desorbitando los ojos
frunciendo el entrecejo
resoplando como un toro enceguecido
apretando los puños
A punto de hervir
de estallar
de romper las cadenas
Rojo como hierro en la fragua
Al borde del abismo
descontrolándose
fuera de sí como animal rabioso
ronco de tanto aullar
rompiendo la vida en pedazos
perdiendo la paciencia en un mar en llamas
Rodando por la pendiente
hasta acabar
ensartado en el sable de la soledad.
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