Era un naufrago sin estrellas guias,
sin mar que lo acunara,
sin una posible costa en alguna parte,
esperándolo, aunque fuera un espejismo.
Bajo los pies tampoco lo sostenía la arena
quemándole las plantas.
Bajo los pies solo el roció del espacio,
el aire escaso opacando el visor
de la escafandra que lo ahoga
y un último vals circunvalando el vacio,
a lo Kubrick, mientras se aleja de la estación.
¿Por qué no aspirar de un sorbo la muerte
en vez de esperar el zarpazo?,
mientras alucina que pinta
sobre una roca estéril
un mundo de mares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario