(…) oscuridad, prode del tacto, sigilo del anzuelo.
No hay presagios. En el torso de la silla que está frente a mí
ya no hay fotos.
Trabalenguas de la fatiga:
el beso de ayer llega hasta el siglo que viene.
Mientras quedan restos de tu voz sobre la almohada
salgo a clavar mi olor en otra boca
y sin embargo me quedo acá con la sangre en la foto
sin alegar urgencias, simulando un ronquido secular.
Sobre la medianera que da al hartazgo
recuesto la inflación del viaje
y mientras hago un lugar entre tantas voces
me crece el cuerpo
moldeado a marchas y despedidas.
Aun más tozuda la sed:
no es anestesia sumar kilómetros a los huesos (…)
De: http://www.sergiosarachu.blogspot.com/
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