ojalá mis dedos te hayan dicho todo
lo que los verbos no pudieron con su torpe ropaje
todo lo que dentro de este andamiaje ardiente
bullía con la irreparable sucesión de tus notas
con la llamarada que despedía el cuervo sol de tu pelo
ojalá mis manos hayan sido mejores mensajeras
que las parrafadas deshilachadas que te escribí
con el ahínco desesperado de los kamikazes
sabiendo de antemano lo inútil de mi sacrificio
pero deseándolo con la misma fuerza que al abismo
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