Me gusta espiar a la ciudad dormida
cuando la agonía de la noche
transformada en tenue luz
precede al día.
Hora de misteriosa incertidumbre
habitada
por soñadores de la nada
que suelen colgar en las ventanas
su corazón repleto de vacío
o transitar las fronteras
de la aurora
espiando soledades
de otros seres
Cuantas historias resbalan<
por las calles desiertas...
Me gusta espiar a la ciudad dormida...
Escudriñar el paisaje ciudadano
para encontrarme
con tanto sueño destrozado,
cenizas en la espalda de la noche.
Me gusta la ciudad dormida...
Hecha de oscuridad y estrellas
y alguna pizca de delirio
me entrega sus silencios
para que pueda interpretar
el lenguaje de lo oculto.
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