una vez más
doblas la ruta
el paso
cerrado del otro que se acerca
oyes
relojes hundidos en las sienes
alas
pliegas el pulso de tu palma
el olor que guarda
la casta ceniza de los dedos
lacras el cuerpo los ojos las ventanas que te miran
labio sobre labio
entierras
viva
la última palabra
y te retiras
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