Ahora resulta que debo descoserme la infancia
y lanzarla como un lastre desde el cielo más próximo,
empastarla de silencio y desaparecerla:
no como a una borracha muda,
no como a un recuerdo molido a palos por algún pendenciero,
debo dejarla ir como aquel hijo que no nació
o mejor
que se hizo hijo a fuerza de no ser.
No puedo dejar de estar en tus ojos sin embargo
en la comisura de tus ojos
donde mejor brilla
una humedad perpetua de la que beben
todas las niñas que soy en vos
y nunca pude ser en mi memoria.
Con autorización de la autora, del blog http://enlapiznegro.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario