martes, 27 de marzo de 2012

Poema breve 2 - Alejandra Leticia Taylor

"Todo es...
Deseos que se tocan,
vuelo de gaviota,
olas que quiebran,
lágrimas...
Todo es...
Espacio curvo."

Fresias de tu casa - Alejandra Leticia Taylor

Fresias de tu casa
en tus mañanas al salir...

Y en mi ventana
esa tibia sensación de estar juntos.

Fresias apoyadas en soplos del viento.

Escoger - Ana Caliyuri

Escogí
derramar
silencios
hechos de cuerdas
y llanto.
Escogí
el extraño bien
de ser cometa
en el aire
con el nudo
de los tiempos
en mi pecho
atosigado.
Escogí
con hambre
una nota
dorada
cual proyectil
de luz
que a la oscuridad
bajase
su guardia.
Escogí
come escogen
las palomas
cuando danzan…

Más nada - Ana Caliyuri

Para cada uno
un banco
para cada uno
para cada
para…
y más nada.
Así fue
la programada ausencia
cuando los cuervos
esquilaban…

Por qué escribo - Adriana Alarco de Zadra

Escribo cuando la pasión
Se me desborda del alma
y no puedo sujetarla con las manos.
Quiere escaparse y correr
en torbellinos con el viento.
Entonces, con los dedos,
La transfiero en el papel y así
en blanco y negro,
Contemplo sentimientos,
Miedos, amores, inquietudes
y vuelvo a ser, otra vez,
Con gran dificultad,
La más impertérrita
De las estatuas.

Será un Arco Iris - Adriana Alarco de Zadra

¿Adónde has ido, mi amor, cuando el deseo me requiebra el alma?
¿Por qué no estás junto a mí acariciando sueños y sonrisas?
¿O no soy más que un viajero que pasó con su costal de vientos,
O soy sólo una esperanza más en el camino de tu vida?
Llegué hasta el horizonte, sobre esa línea que separa el cielo
Y ha nevado, amor querido, en las planicies altas de las cumbres
Arriba estás en ese suelo tuyo, más árido que frío…
Vente que me estoy volviendo una estatua de hielo derretida.
No te detengas que el viento llama y está golpeando en tu ventana;
Regresa pronto, que la pasión me envuelve y ya me estruja el alma
Yo soy como un ventarrón que te ama con delirio y sin vergüenza
¡Vuelve a entrar por la ruta del cometa a despabilar luceros!

Las Avispas 5 - Héctor Ranea

Empieza el circo a presentar a sus asesinos seriales, a sus maníacos, a sus contemporáneos filósofos que no tienen nada que pensar porque compraron todo pensado.
Presenta el océano a su pinza de cangrejo liofilizada
las avispas presentan huracanes pintados en sus alas
las mercedes ponen al aire las bombachas de la abuela con abuela dentro
el olor del azafrán que va en el aire cuando vuelan las avispas que te llevan con el sexo descubierto me hacen pender de un hilo igual que su panal.
Entonces supero la velocidad de la luz en su versión más lenta
mis relojes sincronizan con reptiles mis gónadas con los insectos y en los canales de televisión la queresa de rata me molesta las ratas me sorprenden las ratas me soliviantan los baberos y biberones y quedo al descubierto así fuera sangre que me fluye fuera en bombardeos preliminares que destazan hombres reses ganado transparente.

Tomado de: Las Avispas (inédito, 2004)

Otra desnudez – Carlos Barbarito

Porque el chillido de una rata es capaz de torcer el Eje. Porque tal vez la verdadera cura está en el musgo, las hojas secas, la ceniza. Porque el que penetra la selva hasta su centro encuentra lo que el durmiente con la cabeza apoyada en una piedra. Porque una piedra es obstinación y el viento, modo último del desmayo. Porque el pan aun servido en plato de cobre envejece y no envejece el insulto en una conversación sostenida en una casa de la que quedan sólo ruinas. Porque no hay danza que no sea prolongación inesperada de lo inmóvil y grito que no sea súbita transfiguración del silencio. Porque hubo Proust como hay hierba apisonada, polvillo de la tiza, uña que escarba en lo oscuro.

De: Materia desnuda

miércoles, 21 de marzo de 2012

Amores locos ó locos de amor - Ada Inés Lerner

el viento,
quieren prohibir el viento
el viento que escribe en las piedras
duro y pertinaz y tibio;
el viento que
forma las dunas de nuestros cuerpos
como en un espejo, lápiz perfumado
como en la sábana blanca se modela el deseo

el viento arrastra los ojos, los abraza y con sus quejidos
enciende la ternura entre danzas ciegas,

el deseo crece y decrece en la piel

el viento
entre las gotas de humedad que muerden
quiebra fronteras, recorre los mapas
como aquel río que se aleja y no vuelve

el viento,
quieren prohibir el viento
porque atraviesa las sombras
como un milagro entre notas blancas
como si fuera un laúd antiguo resucita y
crece entre amores locos,

el viento
quieren prohibir el viento
por eso, sólo por eso

Juguetes al viento - Héctor Ranea

Siempre el viento. No puedo dejar nada suelto. El viento o se lo lleva, lo rompe, lo eleva y luego lo estrella. El viento no me perdona dejar los cordones sueltos de ninguna antena. La desparrama con su carga, sus colores, sus luces. Siempre sopla el viento.
¿Qué son los recuerdos? Dolores en los tobillos, en las ancas, en la parte interna de las rodillas, en la boca. Dolores. Los dolores son recuerdos o son memorias. No hay una cara precisa, no un cuchillo marcado con la sangre que salió de esa herida. No hay pelos cortados por la mano eléctrica del torturador. No hay torturador. En el recuerdo no existe lo que se dice sino lo que está.
El viento. Siempre el viento. Y pensar que en el viento no sólo están las palabras que quisiéramos decir sino las que dijimos. Sobre todo, las que dijimos. Ésas de las que estamos arrepentidos de haber dicho y no podemos volver porque las llevó el viento al recuerdo de todos los demás. Y ahí volvemos a ser quienes no queremos ser.
Entonces se rebelan los juguetes. Ese avión, el arma torpemente azul, los camiones vulcanizados, la pintura descascarada de los trompos de metal, el olor peculiar del aceite quemándose en las lanchas en la plaza, el velero fallido y un caballo de madera que galopa aún allá, donde habitan los juguetes, los recuerdos.
Siempre el viento. Revuelve los juguetes. Revuelca los recuerdos. Ensucia quienes somos con quienes fuimos. Enchastra los juguetes con dolores pasados, presentes, sobre todo presentes, aunque los juguetes no deberían ensuciarse allá en el ático. En pleno querer ser lo que recordamos, el viento nos zarandea lo que somos mientras refleja en el agua moviéndose, las imágenes de lo que creímos haber sido. Cicatrices. Arma nuestras cicatrices. Somos nuestras cicatrices.
Juguetes en el ático. No tenemos juguetes en la mente. Somos los juguetes en la mente. Somos juguetes en nuestra mente. Somos juguetes de la mente.

A escena - Fernando Andrés Puga

Los desparejos rayos de tu audaz cabellera
desempolvan el aire despreocupadamente.

La alondra que anida en el fondo negro de tus ojos sucios
aletea en vano.

Reseca la garganta el remolino frío de tu aura oscura.

Y ese rojo
que explota
desde tu cruel mejilla
desempaña el vidrio
y sin querer te miente.

lunes, 19 de marzo de 2012

Sepulcros - Ana Caliyuri

Los sepulcros
están llenos
de sentires.
¿Por qué espantarse?
El origen
de una poesía
puede ser insidioso
y hasta vulnerable.
Mientras tanto,
la claridad
de lo raro
con inocencia
olvida la tragedia
de ser efímero.

Tormenta - Carlos Barbarito

En un papel al que se lleva el viento, una pregunta: ¿qué es lo que nos arrastra, lejos de los manteles, los platos, las frutas? Alguien ensaya un paso de danza, otro subraya una frase, otro, en fin, se lleva a la boca un pedazo de bizcocho; finalmente caen, alejados entre sí, en lo indiferenciado y turbulento. Yo, por mi parte, pronuncio, con la misma obstinación y el mismo resultado, ciertas palabras que todavía creo cargadas de magia, capaces por si solas de salvarme: madrépora, pavesa, olifante, liturgia…

De: Materia desnuda

Noche - Alejandra Leticia Taylor

Suspensión de ideas.
Ocultos sentimientos que atesoran.
Cielo que habla.
Entrega...

Obstinados latidos en caos de colores
como cicatrices de estrellas en el tiempo.

Daré - Fernando Andrés Puga

Daré mi piel de huella de camión que baja desde el monte
Daré la borra que destilan los años
Daré el lado oscuro de mi sueño de estrellas
Daré los pasos firmes que olvidé en el camino
Daré la negra imagen que se alfombra a mis pies y no levanta vuelo

Tendrás con qué aliviar tus nacientes heridas
Tendrás ecos del tiempo en que fuimos primates
Tendrás la puerta abierta
Entrarás cuando gustes o cuando tengas miedo

Encontrarás mi voz que ocremente ondula

Daré mi soledad
Y alguna gota
azul entre tus días

Daré la vida entera
Aunque sea un cobarde

martes, 13 de marzo de 2012

Fin y principio - Wislawa Szymborska

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

De "Fin y principio" 1993
Versión de Abel A. Murcia

Aferrados – Ricardo Giorno

Sólo tienen veinte dedos para componer
Atrapados en una bomba de neuronas
miran a sus víctimas con los pies
en la cabeza.
Eso es lo que están haciendo
yendo del lado que pierde
y redefinen las señales:
nadie puede cambiar por oír una canción.
La insignificancia está bien,
el desenfreno besa al esplendor
la tarde oscurece en abstracto, opaca,
griten si el silencio los aturde.
Así que quizá no obtengan turno, y
nadie es más sincero que sí mismo
aunque una lengua contaminada a veces
tiene suerte.

Dormimos.
Duermen.

El cielo muta a rojo toro
no es lo que entra por los ojos
lo que los condena:
deseos.
Desean despertarse y se dan vuelta
vuelta a seguir durmiendo
semilla corruptible
los campos se vuelven tenebrosos azules.
No es por la noche que la oscuridad se tumba
y la tumba se les vuelve luz
a la sombra del relámpago
la cosecha asoma el puñal.
Quizá no tengan tiempo, y
nadie es más sincero que sí mismo:
triunfa una lengua contaminada
y la semilla muere en su sueño.


Sobre el autor: http://biosdelosblogsh.blogspot.com/2011/09/ricardo-german-giorno.html

En una bella esquina - Andrés Nieva

Me gusta caminar


sin rumbo


en ciudades


que no conozco.


Sigo,


luego encuentro una plaza


y me siento


mientras el sol


transforma las cosas


en algo efímero


como lo que nos rodea.


Veo alguien


que camina lento


con un poema escrito


en su remera.


Acá no hay semáforos.


Frena un auto


y pienso


que al menos


moriré atropellado


en una bella esquina.




http://lospoetasseaburren.blogspot.com

Exilio - Ada Inés Lerner

Desterrada
enigmático revés de mi destino
infierno de barro
elíptico caudal de un delta seco
origen ambiguo llora casi eterno


Desterrada
la raíz interior que ya florece
ni la estrella endeble de infrecuente gracia
circula en sus harapos
transitoria hasta que muere


Sobre la autora: http://biosdelosblogsh.blogspot.com/2011/08/ada-ines-lerner.html

viernes, 9 de marzo de 2012

Diluvio – Esteban Moscarda

Calles de agua

Cielos de plomo blando.

El diluvio me puede,

Me erotiza,

Me pinta escalofríos en la piel,

Me seca la bilis del alma.

No sé si llegaré

Pero sí sé que

El agua es como la cerveza:

Los delirios bien adentro,

Bien en el hueco que posee

La felicidad…