No puedo con el viento.
No hay caso.
Me arrastra, me marea, me alienta, me detiene.
El viento es un obstáculo que no puedo salvar.
Perdoname.
No lograré llegar hasta tu puerta,
dar los tres golpes con los nudillos para que sepas que soy yo,
meterme entre tus labios,
alzarte,
llevarte hasta la cama,
correrte el cierre de las botas,
quitar tus medias con mis dientes,
desabotonar la blusa etérea que insinúa tus pechos tan desnudos,
humedecer esos pezones,
descender con mi boca por tu ardiente sendero hasta tocarte allí,
donde todo comienza.
Perdoname.
El viento me lo impide esta tarde de agosto tan violenta.
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