No hay nada
más lastimero
que la sombra
de la palabra
en boca
de la ausencia.
Asomaba
la noche…
lluviosa
incompleta
enjugada
en el llanto
de una fuente vieja.
En el fondo
del alma
las estrellas
tiemblan
y se anega
la luz
que duerme
en mi voz
aún estrecha.
Luego,
todo es niebla
en la memoria
que vaga
de sombra en sombra
en la noche negra.
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