se bifurca
no la noche que recorro sin ganas
sonámbula con un paisaje caduco
apretado contra el pecho
guardando su temblor de esta lluvia
blanca de memoria
no esta ciudad que me prospera
como un mal sueño en el tedio abrumador
del limbo en mis orillas
no la soledad —amarga palabra compañera
no la estrella del comienzo
no la ruina que atisba mi andar espectral
hacia las albas
(cuando en la madrugada anhelante
uno cree que no está solo:
el universo lo acompaña
con todos los oros triunfantes
en la vastedad que recompone
lentamente el azul)
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