Monta una cara para los demás,
y sombras que no están.
Su amor está harto de soñar
y la suerte se le acaba.
Sabiendo lo que teme
se guarda lo peor.
Con un gesto limpio se trepa a la cruz
directo a la luz.
Le jode ver al diablo lamer
el dulce de su corazón.
Hay ángeles en la ciudad,
aunque no entiendan y no les va a explicar
la milagrosa oscuridad.
Con tanto muerto rondando
más vale no hablar,
sus dedos arden y devoran
presas de su sed.
Princesa de enero me robas la piel
y aún así te quiero.
1 comentario:
Un poema bien labrado.
feliz semana.
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