me imaginé la muerte con el rabillo del ojo de no ver
la imaginé sin vestidos ni cuerpo manifiesto ni manos
visitándome con una presencia sin sonido ni materia
me desnudé la cabeza con sus ojos de tormenta de vacío
salpicándome las pesadillas con todavía más lúgubre poesía
vi una casa en ese ojo con el que no veo
vi una calle en esa mente con la que no entiendo
escuché un viento con los oídos que ya no vibran
pareció que amanecía pero caminaban aún los lobos a esa hora
en el hilo de luz que se colaba por la noche
la imaginada muerte con olor a sombras
me silbó un nombre en aquel momento
que no era que no fue que por ahora no será
crucé a una vereda en penumbras en aquel momento
que no era que no fue que por ahora no será
entendí tiempo después qué calle era qué vereda
qué nombre pronunció ese viento en un silbido
que no era que no fue que por ahora no será
por ahora por ahora
.
tomado de: pluma diminuta en campo verde (2005)
2 comentarios:
Este es un poema que fue, que es, que será de mis favoritos.
Estremecedor, mañífico, Ogui.
¡Gracias, Javi! Un abrazo
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