Aunque sabes que esta vez será igual
dejas que entre en ti.
Porque sabes que ninguna será como la primera
aunque te mantenga flotando ingrávido;
porque mañana despertarás con telarañas en los ojos,
en la boca,
en la piel,
y dirás: nunca más, nunca más, nunca más,
nunca más,
nunca más,
nunca más,
nunca más.
Y apenas unas horas después saldrás de nuevo
a buscar el veneno más dulce y más oscuro;
y con densidad calculada
dejarás que espese tu sangre y que ciegue tu visión
durante la subida,
que te mantenga inconsciente del miedo durante un tiempo,
y que acelere tu corazón mientras aterrizas.
Así alcanzarás una sublime alienación,
una formidable negación de ti mismo,
y simplemente te arrastrarás mientras vivas
dedicándote a la busca, una y otra vez,
una y otra vez,
una y otra vez,
una y otra vez,
una y otra vez.
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